En la bretaña francesa, a 20 km de la costa se encuentra la isla de Ouessant. Se trata de la tierra habitada más occidental. Con una población de unos 1000 habitantes, una superficie de apenas 15km² y unas dimensiones de 8km de largo por 4km de ancho, es la última isla francesa ante el Océano Atlántico.
La oveja de Ouessant, pertenece al tronco el Ovis Aries Celticus y es una reliquia de la cultura ganadera insular hasta el siglo XIX. Documentos gráficos atestiguan que existieron las ovejas enanas de Ouessant durante todo el siglo XIX hasta el día de hoy, aunque los orígenes es probable que sean mucho más antiguos a tenor de los huesos encontrados en los yacimientos arqueológicos excavados en la zona. Estos hallazgos datan del 750 al 450 a.C siendo imposible determinar si los huesos pertenecen a ovejas enanas de Ouessant, a otra raza o a algún ancestro.Las primeras fuentes escritas que atestiguan la existencia de las ovejas en la isla datan del siglo XVII, aunque no determinan si se trata de ovejas enanas. Las ovejas en la isla de Ouessant tenían poco valor; la lana era necesaria y conservada únicamente por motivos económicos y el oficio de pastor a menudo era desempeñado por niños. En la Isla de Ouessant las ovejas se encontraban a la intemperie durante todo el año, ya que carecían de depredadores naturales como zorros o lobos que si había en el interior del continente. Los partos comenzaban hacia mediados de marzo; los corderos para sacrificio se comercializaban desde mediados de mayo y las exportaciones de ovejas al continente tenían lugar hasta el mes octubre.
La carne de la oveja enana europea tenía buena reputación y la mayoría de los animales llegaban al mercado regional, e incluso algunos de ellos fueron llevados hasta otros lugares de Francia como París y Champaña. Como peso al sacrificio del animal se mencionan en la época de tres a cinco kilos.
El número de cabezas de oveja enana en la isla durante el siglo XIX se estima en unas 10.000, recuentos detallados hablan de 6.000 y un censo de 1.856 menciona 4.190 ovejas y corderos, así como un elevado número de 1.713 carneros.
Se piensa que la reducción del tamaño en las ovejas de Ouessant puede haberse debido a diferentes factores. Por un lado los condicionantes ambientales en los que se han desarrollado: un clima frío y húmedo, escasos recursos vegetales en la isla y un elevado comercio de los animales antes de alcanzar la madurez biológica. En poco tiempo, la cabaña ganadera de Ouessant cambió al mezclarse las ovejas que quedaron en la isla con ovejas de otras razas. Los animales traídos al continente con fines recreativos permanecían entre ellos y, a diferencia de la isla, no se cruzaban con otras razas, ésto ayudó a mantener la pureza de la raza de oveja enana hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX en diferentes puntos de la geografía francesa.
A partir de los años 1970, la oveja de Ouessant, casi olvidada y extinguida, encontró fervientes defensores. En 1976 la cría de conservación de la raza se inició con animales procedente de los cuatro rebaños originales que aún quedaban en la Francia continental (Morbihannaise, Vendéenne, Jardin des plantes de Paris y Nord).
A pesar de su importancia histórica, la raza de ovejas Ouessant enfrentó tiempos difíciles a principios del siglo XX, llegando al borde de la extinción. Sin embargo, los esfuerzos de conservación la rescataron en Francia y ahora se cría en varios países de Europa. En la década de 2000, se introdujo en el Reino Unido, donde continúa cautivando a los criadores y amantes de las razas raras y patrimoniales. En la actualidad, la raza Ouessant aún figura en las listas de razas «en peligro» de la Unión Europea y el Reino Unido, lo que resalta su valor patrimonial y la importancia de su preservación.
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